Había procurado olvidar la sensación de tal vez ser otra más o más bien había intentado olvidar la indiferencia que le provocaba el que hubiera podido haber dos personas a la vez. Tal vez era algo evidente que, de hecho, siempre había estado delante de sus narices. Pero nunca se ve lo que no se quiere ver.
Entre bromas y risas había pasado el tiempo y había surgido algo, había pasado algo que en el fondo quería que hubiera pasado, porque no tenía una importancia real, pero al llegar al final y existir la posibilidad de algo más, el mundo se paró, porque no era lo que estaba planeado.
Entonces su cabeza comenzó a urdir un montón de planes en los que el resto de la gente volviera a quedar ajena a ellos, para que se pudieran realizar y esta vez mucho más lógicos y sensatos que la última vez, en la que las escapadas habían sido descubiertas y sospechadas por casi todos. Los planes surgían y eran meticulosamente organizados sin siquiera pararse a pensar si era lo que quería. Todo debía estar bajo su control.
Cuando esa locura idealizada se dio de bruces con la realidad de los consejos y de las obligaciones, recordó que existían las imperfecciones y desgraciadamente recordó la sensación de la prueba irrefutable de haber sido otra al mismo tiempo, o de que hubiera habido otra. Quién era la otra no era realmente relevante.
Al poco surgió la posibilidad de que no se volvieran a ver nunca más, y aunque no era algo seguro en aquel momento, se dio cuenta de que no tenía ni la más mínima importancia el que nunca se hubieran despedido y que nunca lo fueran a hacer. Siempre tendría un buen recuerdo de plata olvidando lo imperfecto.
1 de octubre de 2008, 14:59 �
Bienvenidaaaaaaaaaa!!
Es un placer volver a leerte, me encanta saber nuevamente en órbita.
un beso
1 de octubre de 2008, 16:09 �
carlos no escribe ni borracho no?
a la horca con él
1 de octubre de 2008, 16:52 �
si al menos escribiera borracho...
4 de octubre de 2008, 15:42 �
No puedes intentar que todo esté bajo tu control sino que las cosas fluyan. Las despedidas a veces ni siquiera son necesarias, no tiene por qué ser un adiós además si recordamos lo bueno por muy imperfecto que sea nos dará pie a seguir y escoger nuestro siguiente camino.
Un besito Ly, me alegro de que vuelvas a escribir. Te veo en una horita y media.
6 de octubre de 2008, 8:55 �
Es un placer volver a ver activo tu blog, Lyra. Volver a leerte. Un beso muy muy grande